Para hacer posible la formación del grupo que el Resuciado quería fundar, (mencionado en la entrada siguiente, Él acababa de vencer a dos grandes enemigos: A uno que tiene por nombre «muerte» y a otro que llaman «serpiente antigua», terrible opositor del Todopoderoso. Sin duda, el Maestro que los acompañaba es un gran vencedor y triunfador, por lo cual, su Padre lo había ungido con una formidable autoridad que hace recordar aquella figura literaria bellamente expresada por un antiguo poeta:
«CIÑE TU ESPADA SOBRE EL MUSLO, OH VALIENTE,
CON TU GLORIA Y CON TU MAJESTAD» (Salmo 45).
El Padre le había dado esa autoridad para que la ejerciera tanto en el cielo, como en la tierra.
Tanto lo narrado en esta entrada como en la siguiente, tuvo lugar en una montaña de Galilea, en Israel, frente al Mar de Galilea, como se puede observar en la foto arriba.
Fue Cristo Jesús quien venció la muerte y la serpiente antigua. Él es el gran Vencedor y el que murió en la cruz para quitar nuestros pecados. Para lo cual es necesario tomar una decisión de recibirlo como Salvador: A todos los que lo recibieron, a los creen en su nombre, les dio potestad de ser llamados hijos de Dios.Jn. 1:12
ResponderEliminar